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Parroquia San Pedro Apóstol

EL PAPA BENEDICTO XVI DICE

Mensaje del Papa para la Cuaresma

Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos con el debido compromiso. La Comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación en el espíritu, para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor (cf. Prefacio I de Cuaresma).

1. Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando «al participar de la muerte y resurrección de Cristo» comenzó para nosotros «la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo» (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia «los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente.

El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo.

Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva. Los Padres del Concilio Vaticano II exhortaron a todos los Pastores de la Iglesia a utilizar «con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal» (Sacrosanctum Concilium, 109). En efecto, desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf. Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia.

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LIBERTAD RELIGIOSA

LIBERTAD RELIGIOSA

 

LA LIBERTAD RELIGIOSA, CAMINO PARA LA PAZ

Del mensaje del 1 de enero del Papa Benidicto XVI

 

1. Al comienzo de un nuevo año deseo hacer llegar a todos mi felicitación; es un deseo de serenidad y de prosperidad, pero sobre todo de paz. El año que termina también ha estado marcado lamentablemente por persecuciones, discriminaciones, por terribles actos de violencia y de intolerancia religiosa.

Pienso de modo particular en la querida tierra de Irak, que en su camino hacia la deseada estabilidad y reconciliación sigue siendo escenario de violencias y atentados. Vienen a la memoria los recientes sufrimientos de la comunidad cristiana, y de modo especial el vil ataque contra la catedral sirio-católica Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, de Bagdad, en la que el 31 de octubre pasado fueron asesinados dos sacerdotes y más de cincuenta fieles, mientras estaban reunidos para la celebración de la Santa Misa. En los días siguientes se han sucedido otros ataques, también a casas privadas, provocando miedo en la comunidad cristiana y el deseo en muchos de sus miembros de emigrar para encontrar mejores condiciones de vida. Deseo manifestarles mi cercanía, así como la de toda la Iglesia, y que se ha expresado de una manera concreta en la reciente Asamblea Especial para Medio Oriente del Sínodo de los Obispos. Ésta ha dirigido una palabra de aliento a las comunidades católicas en Irak y en Medio Oriente para vivir la comunión y seguir dando en aquellas tierras un testimonio valiente de fe.

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SAN JOSÉ: MODELO Y EJEMPLO

Dos razones para mirar a San José en Navidad y convertirle en nuestro modelo, según el Papa

Es cuarto domingo de Adviento y el Ángelus del Papa se ha centrado en una de las tres figuras del Misterio que se celebra la semana que viene.

«Hombre justo, fiel a la ley de Dios, dispuesto a cumplir su santa voluntad»: así describe Benedicto XVI al esposo de la Virgen María y padre putativo de Jesucristo, que «entra en el misterio de la Encarnación» porque, avisado por el ángel de la naturaleza virginal de la concepción que se ha obrado en su esposa, «sus ojos ven en ella la obra de Dios» y se sabe «seguro de estar haciendo lo justo».

Y al poner el nombre de Jesús al niño hijo del Espíritu Santo, San José «se sitúa entre el número de los servidores humildes y fieles, similar a los ángeles y a los profestas, similar a los mártires y a los apóstoles... Es testigo de la virginidad de María y de la acción gratuita de Dios, y custodio de la vida terrena del Mesías».

Pero Benedicto XVI, tras estos elogios al maestro del Maestro en este mundo, señala dos razones particulares por las que debe convertirse en nuestro modelo, al perfilarse en él ese «hombre nuevo» del Evangelio, caracterizado por dos virtudes: primera, «mira con confianza y coraje al futuro»; segunda, «no sigue su propio proyecto, sino que se confía totalmente a la infinita misericordia de quien cumple las profecías y abre el tiempo de la salvación».

Antes de confiar a San José, «patrono universal de la Iglesia», la labor de sus pastores (obispos y sacerdotes), Benedicto XVI fija pues las dos grandes lecciones de la vida de San José para los cristianos de hoy: contemplar con valentía los tiempos que vienen, y entregarse a la voluntad de Dios para nosotros, más que a nuestros propios y limitados designios.

¡RESPETA, DEFIENDE, AMA Y SIRVE A LA VIDA!

Tras recordar que Dios ama a todos profunda y totalmente, sin distinciones; y que llama a la amistad con Él; hace partícipes a todos de una realidad por encima de toda imaginación y de todo pensamiento y palabra, a saber: su misma vida divina; el Papa afirmó que “creer en Jesucristo comporta también el tener una mirada nueva sobre el hombre, una mirada de confianza y de esperanza”. “Frente al triste panorama de las injusticias cometidas contra la vida del hombre, antes y después del nacimiento, hago mío el apasionado llamamiento del Papa Juan Pablo II a la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros: ‘¡Respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda la vida humana! ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!’”.

DIOS AMA AL EMBRIÓN

DIOS AMA AL EMBRIÓN

PALABRAS DEL SANTO PADRE

DURANTE LA VIGILIA POR LA VIDA NACIENTE


Benedicto XVI: «El embrión humano no es un

cúmulo de material biológico sino un nuevo

individuo de la especie humana»

Al presidir el pasado sábado la Vigilia por la Vida Naciente que convocó para toda la Iglesia, el Papa Benedicto XVI exhortó a proteger la vida de todo ser humano siempre, desde su concepción hasta la muerte natural, ante todo tipo de amenaza como el aborto. Toda persona humana, desde que es embrión, debe ser amada y respetada, señaló.

Benedicto XVI también recordó que actualmente existen tendencias culturales que “buscan anestesiar las conciencias con pretextos. Sobre el embrión en el vientre materno, la ciencia misma pone en evidencia la autonomía que lo hace capaz de interactuar con la madre, la coordinación de los procesos biológicos, la continuidad del desarrollo, la creciente complejidad del organismo. No se trata de un cúmulo de material biológico, sino de un nuevo ser vivo, dinámico y maravillosamente ordenado, un nuevo individuo de la especie humana. Así lo ha sido Jesús en el vientre de María; así lo ha sido cada uno de nosotros en el vientre de la madre”.

El Papa Benedicto XVI habla de la adoración eucarística

Benedicto XVI quiere promover más el culto eucarístico

(Zenit/InfoCatólica) El Santo Padre constató que «muchas personas se detienen silenciosas ante el Tabernáculo, para entretenerse en coloquio de amor con Jesús», y que «no pocos grupos de jóvenes han redescubierto la belleza de rezar en adoración ante la Santísima Eucaristía»

Benedicto XVI quiso subrayar la importancia de recuperar la adoración eucarística fuera de la Misa: “la fidelidad al encuentro con el Cristo Eucarístico en la Santa Misa dominical es esencial para el camino de fe, pero intentemos también ir frecuentemente a visitar al Señor presente en el Tabernáculo”

El Papa mostró su deseo de que “esta 'primavera' eucarística se difunda cada vez más en todas las parroquias, en particular en Bélgica, la patria de santa Juliana”. Citando la Encíclica Ecclesia de Eucharistia, constató que “la adoración del Santísimo Sacramento tiene cotidianamente una importancia destacada y se convierte en fuente inagotable de santidad”.

“Mirando en adoración la Hostia consagrada, encontramos el don del amor de Dios, encontramos la Pasión y la Cruz de Jesús, como también su Resurrección. Precisamente a través de nuestra mirada en adoración, el Señor nos atrae hacia sí, dentro de su misterio, para transformarnos como transforma el pan y el vino”, afirmó el Papa.

EL PAPA BENEDICTO XVI DICE

 

El Papa dice a los innovadores litúrgicos:

"El verdadero reformador es un obediente de la fe"

"Todo verdadero reformador es un obediente de la fe: no se mueve de manera arbitraria, ni se arroga ningún juicio personal sobre el rito; no es el amo, sino el custodio del tesoro instituido por el Señor y confiado a nosotros. La Iglesia entera está presente en cada liturgia: adherirse a su forma es condición de autenticidad de lo que se celebra".
 
Así lo ha señalado el Papa Benedicto XVI a los obispos italianos reunidos en la ciudad de Asís en la víspera de la asamblea general del 8 al 11 de noviembre, una asamblea que tiene como tema medular el examen de la nueva traducción del misal romano.
 
Como señala el vaticanista Sandro Magister, el Papa “no se ha limitado a los saludos y a los buenos augurios. Ha entrado directamente en el tema. Ha dictado él mismo los criterios para una ‘verdadera’ reforma litúrgica”.
 
El Papa ha puesto de ejemplo de genuina reforma litúrgica el Concilio Lateranense IV de 1215, que puso en mano de los sacerdotes el "Breviario" con la Liturgia de las Horas y reforzó la fe de la presencia real de Cristo en las especies eucarísticas.
“Eran los tiempos de san Francisco de Asís. Y Benedicto XVI dedicó buena parte de su mensaje a ilustrar a los obispos italianos el espíritu con el que el gran santo obedeció aquella reforma litúrgica, e hizo obedecer a sus frailes”, señala el experto en asuntos vaticanos.
 
Se sabe que san Francisco es uno de los santos más populares y universalmente admirados. Es un modelo también para aquellos católicos que quieren una Iglesia más espiritual y "profética" que institucional y ritual. En el campo litúrgico, estos católicos propugnan una mayor creatividad y libertad.
 
Pero, continúa el vaticanista, Benedicto XVI ha mostrado en el mensaje “que la orientación del verdadero san Francisco era totalmente distinta. Él estaba profundamente convencido de que el culto cristiano deba corresponder a la ‘regla de la fe’ recibida, y de este modo dar forma a la Iglesia. Primero que todos, los sacerdotes deben fundar su propia santidad de vida en las "cosas santas" de la liturgia”.

 

BENEDICTO XVI INSISTE EN LA DEFENSA DE LA VIDA

NUNCA PUEDE LEGITIMARSE LA MUERTE DE UN INOCENTE

MENSAJE DEL PAPA PARA LA JMJ MADRID 2011

MENSAJE DEL PAPA PARA LA JMJ MADRID 2011

 

MENSAJE DEL SANTO PADRE 
BENEDICTO XVI 
PARA LA XXVI JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 
2011

“Arraigados y edificados en Cristo, 
firmes en la fe”
(cf. Col 2, 7)

(Resumen) 

Numerosos jóvenes sienten el profundo deseo de que las relaciones interpersonales se vivan en la verdad y la solidaridad. Muchos manifiestan la aspiración de construir relaciones auténticas de amistad, de conocer el verdadero amor, de fundar una familia unida, de adquirir una estabilidad personal y una seguridad real, que puedan garantizar un futuro sereno y feliz. 

La juventud sigue siendo la edad en la que se busca una vida más grande. Al pensar en mis años de entonces, sencillamente, no queríamos perdernos en la mediocridad de la vida aburguesada. Queríamos lo que era grande, nuevo. Queríamos encontrar la vida misma en su inmensidad y belleza. 

Desear algo más que la cotidianidad regular de un empleo seguro y sentir el anhelo de lo que es realmente grande forma parte del ser joven. ¿Se trata sólo de un sueño vacío que se desvanece cuando uno se hace adulto? No, el hombre en verdad está creado para lo que es grande, para el infinito. Cualquier otra cosa es insuficiente. San Agustín tenía razón: nuestro corazón está inquieto, hasta que no descansa en Ti.

Quisiera detenerme en tres términos que san Pablo utiliza en: «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe» (cf. Col 2, 7).

La primera imagen es la del árbol, firmemente plantado en el suelo por medio de las raíces, que le dan estabilidad y alimento. Sin las raíces, sería llevado por el viento, y moriría. ¿Cuáles son nuestras raíces?

«Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza: será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto» (Jer 17, 7-8)

Jesús mismo se presenta como nuestra vida (cf. Jn 14, 6). Por ello, la fe cristiana no es sólo creer en la verdad, sino sobre todo una relación personal con Jesucristo. El encuentro con el Hijo de Dios proporciona un dinamismo nuevo a toda la existencia. Cuando comenzamos a tener una relación personal con Él, Cristo nos revela nuestra identidad y, con su amistad, la vida crece y se realiza en plenitud. Existe un momento en la juventud en que cada uno se pregunta: ¿qué sentido tiene mi vida, qué finalidad, qué rumbo debo darle?

Estar arraigados en Cristo significa responder concretamente a la llamada de Dios, fiándose de Él y poniendo en práctica su Palabra. Jesús mismo reprende a sus discípulos: «¿Por qué me llamáis: “¡Señor, Señor!”, y no hacéis lo que digo?» (Lc 6, 46). 

«El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra… se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida» (Lc 6, 47-48).

Queridos amigos, construid vuestra casa sobre roca, como el hombre que “cavó y ahondó”. Intentad también vosotros acoger cada día la Palabra de Cristo. Escuchadle como al verdadero Amigo con quien compartir el camino de vuestra vida. Con Él a vuestro lado seréis capaces de afrontar con valentía y esperanza las dificultades, los problemas, también las desilusiones y los fracasos. Continuamente se os presentarán propuestas más fáciles, pero vosotros mismos os daréis cuenta de que se revelan como engañosas, no dan serenidad ni alegría. Sólo la Palabra de Dios nos muestra la auténtica senda, sólo la fe que nos ha sido transmitida es la luz que ilumina el camino. 

La experiencia enseña que el mundo sin Dios se convierte en un “infierno”, donde prevalece el egoísmo, las divisiones en las familias, el odio entre las personas y los pueblos, la falta de amor, alegría y esperanza. En cambio, cuando las personas y los pueblos acogen la presencia de Dios, le adoran en verdad y escuchan su voz, se construye concretamente la civilización del amor, donde cada uno es respetado en su dignidad y crece la comunión, con los frutos que esto conlleva.

Como Sucesor del apóstol Pedro, deseo confirmaros en la fe (cf. Lc 22, 32). Creemos firmemente que Jesucristo se entregó en la Cruz para ofrecernos su amor; en su pasión, soportó nuestros sufrimientos, cargó con nuestros pecados, nos consiguió el perdón y nos reconcilió con Dios Padre, abriéndonos el camino de la vida eterna. De este modo, hemos sido liberados de lo que más atenaza nuestra vida: la esclavitud del pecado, y podemos amar a todos, incluso a los enemigos, y compartir este amor con los hermanos más pobres y en dificultad.

Queridos jóvenes, aprended a “ver”, a “encontrar” a Jesús en la Eucaristía, donde está presente y cercano hasta entregarse como alimento para nuestro camino; en el Sacramento de la Penitencia, donde el Señor manifiesta su misericordia ofreciéndonos siempre su perdón. Reconoced y servid a Jesús también en los pobres y enfermos, en los hermanos que están en dificultad y necesitan ayuda.

Entablad y cultivad un diálogo personal con Jesucristo, en la fe. Conocedle mediante la lectura de los Evangelios y del Catecismo de la Iglesia Católica; hablad con Él en la oración, confiad en Él. Nunca os traicionará. «La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado»(Catecismo de la Iglesia Católica, 150). Así podréis adquirir una fe madura, sólida, que no se funda únicamente en un sentimiento religioso o en un vago recuerdo del catecismo de vuestra infancia.

A lo largo de este año, preparaos intensamente para la cita de Madrid con vuestros obispos, sacerdotes y responsables de la pastoral juvenil en las diócesis, en las comunidades parroquiales, en las asociaciones y los movimientos. La calidad de nuestro encuentro dependerá, sobre todo, de la preparación espiritual, de la oración, de la escucha en común de la Palabra de Dios y del apoyo recíproco.

Que la Virgen María Interceda por todos vosotros, para que en la próxima Jornada Mundial podáis crecer en la fe y en el amor.

Benedicto XVI

 

Interesantísimo y divertido folleto que puede ser muy útil para difundir entre los jóvenes. Haz click en el enlace.

http://www.capellania.org/corinquieto/Portada.htm

El Papa habla de la importancia de la oración, la Eucaristía y la Confesión

El Papa habla de la importancia de la oración, la Eucaristía y la Confesión

 

(Miguel Vinuesa/InfoCatólica) Para Benedicto XVI, la oración es fundamental en el sacerdocio, por lo que desde el seminario se debe fomentar. “Quien quiera ser sacerdote debe ser sobre todo un 'hombre de Dios'”, dice el Papa. “En el camino hacia el sacerdocio, y durante toda la vida sacerdotal, es la relación personal con Dios en Jesucristo”.

El Santo Padre considera también la importancia de la Eucaristía en la espiritualidad sacerdotal: “La Eucaristía es el centro de nuestra relación con Dios y de la configuración de nuestra vida. Celebrarla con participación interior y encontrar de esta manera a Cristo en persona, debe ser el centro de cada una de nuestras jornadas”, dice.

Benedicto XVI asegura que el sacramento de la Confesión “lleva a la humildad”, y exhorta a los seminaristas a tener en cuenta que la piedad popular no debe ser excluida: “Sabed apreciar también la piedad popular, que es diferente en las diversas culturas, pero que a fin de cuentas es también muy parecida, pues el corazón del hombre después de todo es el mismo”, sostiene el Papa.